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ContáctanosAgo 21, 2024
Japón, un país conocido por su avanzada tecnología, rica cultura y paisajes impresionantes, también es famoso por su frecuente actividad sísmica. Los terremotos son parte de la vida aquí y, a lo largo de los años, Japón ha desarrollado sistemas e infraestructuras impresionantes para mitigar su impacto. Sin embargo, para quienes no somos nativos de esta tierra, la experiencia de un terremoto puede ser aterradora y fascinante a la vez.
Históricamente, Japón se ha enfrentado a algunos de los terremotos más devastadores, que han provocado enormes pérdidas y posteriores innovaciones. Desde el Gran Terremoto de Kanto en 1923 hasta el más reciente Terremoto de Tohoku en 2011, estos eventos han dado forma a la forma en que el país se prepara y responde a la actividad sísmica. Hoy, Japón cuenta con algunos de los edificios más resistentes a los terremotos y sofisticados sistemas de alerta temprana del mundo.
Sin embargo, no importa cuán preparado esté el país, la sensación del suelo temblando todavía me da escalofríos. Recuerdo el otro día, 8 de agosto de 2024, cuando estaba en un tren lleno y, de repente, los teléfonos de todos comenzaron a sonar con la alarma de terremoto. Mi instinto fue entrar en pánico, pero cuando miré a mi alrededor, noté que todos los demás simplemente habían silenciado sus teléfonos y continuaban como si nada hubiera sucedido. Las puertas del tren se cerraron y continuamos nuestro viaje sin problemas, ni siquiera un retraso en el horario, a pesar de la intensidad del terremoto.
Uno de los aspectos más intrigantes de vivir en Japón es la construcción de edificios y casas. A primera vista, pueden parecer frágiles, casi como si un simple puñetazo pudiera atravesar las paredes. A diferencia de otros países donde predominan el cemento y los ladrillos, Japón emplea materiales como caucho laminado, plomo, resortes, amortiguadores y cojinetes de bolas. Estos pueden parecer débiles, pero están diseñados para absorber la energía sísmica, lo que los hace extraordinariamente resistentes a los terremotos. Es asombroso lo mucho que pueden soportar estos edificios y las personas que viven en ellos.
Entonces, ¿cómo resisten estas casas aparentemente frágiles a las tremendas fuerzas de un terremoto? La respuesta está en los principios de flexibilidad y disipación de energía.
Las casas japonesas tradicionales suelen utilizar marcos de madera, que son naturalmente más flexibles que el hormigón o el ladrillo. En las construcciones modernas, este concepto ha evolucionado para incluir marcos de acero y madera laminada, que pueden doblarse ligeramente durante un terremoto sin romperse. Esta flexibilidad permite que el edificio se balancee con las ondas sísmicas en lugar de resistirlas, lo que reduce la probabilidad de una falla catastrófica.
Después de aquel reciente terremoto en el tren, noté un aumento en las noticias que predicen un posible «megaterremoto» en el futuro cercano. La idea de que ocurra todavía me asusta, pero he aprendido a no pensar demasiado en ello. No he hecho ningún tipo de preparación y, honestamente, no planeo hacerlo en un futuro cercano. Lo que me sorprende es que la gente en el extranjero esté mucho más preocupada por estos terremotos en comparación con los que vivimos aquí. Me imagino a mis familiares viendo las noticias, llenos de preocupación, mientras yo estoy sentada en Shinjuku, disfrutando de un helado, sin ninguna preocupación en el mundo.
Es sorprendente lo rápido que uno puede adaptarse a nuevas circunstancias. Pero me hace preguntarme: ¿mi indiferencia hacia los terremotos se ha convertido en parte de la costumbre local o estoy siendo imprudente? Solo el tiempo lo dirá.